martes, 15 de enero de 2013

Y NOS ESCAPAMOS


Ese día decidimos irnos de la casa. Yo ya estaba cansado de que el padrastro de Teresa se opusiera a nuestra relación. La última vez que había ido a la casa, él me había empezado a molestar diciéndome si yo trabajaba… que tenía poca cara de trabajador y qué sé yo. En ese momento a mí se me ocurrió decirle, siempre con respeto, porque yo soy muy respetuoso, que Teresa siempre había hablado muy bien de él, que yo no tenía nada que decir de él, pero que no quería que anduviera metiéndose en mi vida o en la de Teresa. Después me fui. Claro que él parece que después se arrepintió y me anduvo llamando, varias veces me mandó a llamar, hasta que fui y ahí me pidió disculpas, me dijo que no sé, que lo disculpara, que se había equivocado y qué sé yo.
Pero con Teresa ya hacía siete meses que andábamos de novios, yo la conocí un día esperando el bondi para ir a la escuela, estaba con mi tía y ella me la presentó. No sé por qué pero desde el primer momento que la vi, ella me pareció una chica muy buena, y la quise y la quiero un montón, más ahora que tengo un hijo con ella. Entonces fue que empezamos a hablar, ella me mandó una carta y yo le contesté, después nos vimos y ahí fue que le dije que la quería, pero que no pensara que era por un momento nada más, que si empezábamos algo no iba a ser por diversión nada más, que yo sentía algo por ella y lo que quería era empezar una relación. Y bueno, ahí fue que empezamos a ser novios, ella estuvo como tres días sin venir a la escuela porque los padres no querían que nos viéramos, después tuvo que abandonar porque su mamá quedó embarazada y la necesitaba en la casa.
Yo pienso que ellos no me querían porque conocían a mi familia, a mi viejo y pensaban que yo era como él. Como dicen: de tal palo, tal astilla. Y eso es lo que nunca le voy a perdonar a mi viejo, que yo vaya por mi barrio y todos piensen que soy igual que él.
Después que pasaron varios días nos encontramos de nuevo en la casilla donde se espera el cole, estábamos mi tía y yo y llegó Teresa, me abrazó y me dijo que no pasaba nada, que su papá, bah… su padrastro y su mamá querían hablar conmigo. Yo no quería saber nada, pero ella me convenció, así que fui. Y allí les dije, que yo a Teresa la quería mucho. Cuando me preguntaron qué pensaba hacer, les dije que primero estaba el estudio, como para empezar una conversación, nada más y entonces el padrastro me dijo que estaba bien si pensaba así.
Mi suegra, o sea la mamá de Teresa estaba embarazada y después perdió ese bebé, ya van como tres bebés que pierde, por eso ella no podía hacer nada en la casa. Así que yo iba y con mi señora –que era mi novia entonces-, le hacíamos todas las cosas, yo le cortaba leña y le prendía el calefón para que pudiera bañarse, barríamos, hacíamos todo porque mi suegro no estaba, estaba trabajando en el campo.
Así fue pasando el tiempo, pasaron más o menos tres meses y yo ya sabía lo que estaba pensando Teresa, pero ella un día se me acerca y me dice  que había soñado con un bebé y como que me da a entender que quería tener un bebé. Yo ya sabía y le dije que yo también quería tener un bebé, entonces hablamos de que no estábamos casados, pero que estábamos de novios. Nosotros no teníamos relaciones, tuvimos después que nos juntamos porque yo quería ir despacito. Ella me decía que iba a ser su primera vez y yo le dije entonces: ¡más te vale!, también le dije que tenía vergüenza y que no quería apurar las cosas. Mi suegra siempre me preguntaba ¿pasó algo, pasó algo?, siempre así, tratando de sacarme algo, pero yo siempre le decía no… su hija está intacta. Yo quería ir despacio, porque a Teresa la quiero mucho, ella para mí es un ángel. Yo con las mujeres soy respetuoso, el respeto es lo principal, la amabilidad. A mí no me gusta que pase una chica y gritarle cosas, o por ahí si hay una señora, cuando nos paramos en la esquina y hay una señora al lado, los pibes empiezan con groserías. A mí no me gusta eso, yo de esos pibes, lejito nomás, no me gusta eso, me gusta respetar y nada más. Y los pibes me dicen: ¿por qué no le gritás? ¡desacatate!, ¡sacá tu demonio! No, les digo, yo no soy así como ustedes.
Cuando volvió el padrastro de Teresa del campo, ya no seguí yendo todos los días a su casa, no sé por qué los padres se ponen así, será porque piensan que les quitan a la hija mujer, qué sé yo. Empecé a ir dos veces por semana. Fue en ese tiempo que Luisa habló conmigo, ella era una amiga que había conocido en la iglesia cuando yo iba para ayudar a mi viejo. No sé por qué, pero no le había querido contar nada de Teresa, entonces ella no sabía nada que estábamos saliendo. Parece que habían quedado todos los amigos de acuerdo y cuando llegamos a la casa de Luisa nos dejaron solos y ella empezó a decirme algo como que siempre me había querido y qué sé yo, que quería empezar una relación conmigo, no sé. Y yo le dije que no, entonces ella me preguntó por qué, que si acaso yo no estaba solo y ahí fue que le dije que no, que estaba de novio con Teresa. Ella se quedó muy mal, incluso ahora que se juntó y está embarazada me sigue diciendo cosas. En ese momento pensé ¿por qué no habré esperado? ¿qué hago ahora?, pero yo a mi señora la quiero un montón y no me arrepiento de haberme juntado con ella.
Habrán pasado siete meses desde que empezamos a salir cuando nos escapamos, nos fuimos al río los dos y ahí estuvimos juntos una semana más o menos, hasta que le dije que ya era demasiado quilombo, que volviéramos y habláramos con todos. Fueron los padres de ella a la casa de mi viejo y ahí les dije que bueno, que nosotros nos íbamos a juntar y que ya era la vida de nosotros y que nadie nos iba a interrumpir, que nos iba a decir cómo yo era, ni nada de eso. Así que ahí salió todo bien, estuvimos tres meses y bueno ya ahí, después de los tres meses que estuvimos juntos empezamos a buscar un bebé.

Yo siempre quise tener un hijo, pero no un hijo así para tenerlo y dejarlo abandonado sino un hijo para cuidarlo y acompañarlo toda su vida. Cuando él nació yo estaba en la iglesia, festejando el cumpleaños de quince de mi hermana. Llegó mi suegra, así, corriendo, muy emocionada y me dijo que había nacido mi hijo. Todos empezaron a felicitarme, yo estaba muy contento y quería salir corriendo para conocerlo pero no pude ir hasta el día siguiente porque estaba en el hospital de Neuquén y no tenía movilidad para ir. Cuando lo vi, no lo podía creer, todos en el hospital me felicitaban, lo sacaron de la incubadora y lo tuve un rato en los brazos, ese fue uno de los días más felices de mi vida. Cuando mi señora quedó embarazada, yo la acompañaba a los controles. A veces ella no se acordaba y yo le decía: acordate que tenés que ir al control de la nena, porque yo quería tener una nena, pero salió varón. Me acuerdo que cuando le dije a Luisa que quería que fuera nena, ella me dijo va a ser igual a mí. No, le dije yo, va a ser igual a mi señora. Luisa me dijo una vez que ella no iba a parar hasta tener algo conmigo, pero yo le dije que no, que yo ahora tenía señora y que la quería mucho, que la quiero mucho y más  ahora que tengo un hijo. También le dije que ella me gustaba, un poco para que se tranquilizara, y que yo por ahora no, pero por ahí, quién sabe, en la vida se volvían a juntar nuestros caminos. Un poco para hacerme la contra a mí, creo yo, ella se juntó al poco tiempo que nosotros estábamos juntos con Teresa, cuando le dije que estábamos buscando un bebé, ella me dijo que ellos también. Ahora está embarazada, el pibe con el que vive yo lo conozco, es re tranquilo, muy buen pibe.
Yo no quiero ser un padre como mi viejo, él me ha contado que si actúa así es porque él se crió solo, que sus hermanos lo echaron de la casa y que tuvo que vivir en la calle desde muy chico. Dice que sus hermanos lo habían echado de la casa y que el papá salió a buscarlo, cuando lo encontró él estaba jugando a la pelota en la calle y fue entonces que un auto lo atropelló al que sería mi abuelo. Él murió y mi viejo desde ese día vivió en la calle, todo esto pasó en Chile, no sé mucho de mi viejo, sí sé que estuvo en la cárcel como tres años, por afanar, creo. Será por todo eso que le pasó, que mi viejo nunca estuvo con nosotros, él siempre con su vino y nada más. Una vez él había llegado borracho a la casa y empezó a pegarle con el cinto a mi vieja, a veces también nos pegaba a nosotros cuando salíamos a defenderla. Ése día mi hermano mayor, el Seba, que ya tendría sus quince años, agarró un rifle que teníamos y lo amenazó, le dijo que si él llegaba a tocar a la vieja… No sé cómo hizo, pero lo encerró a mi viejo en la pieza y yo fui a llamar a la policía, cuando llegué al destacamento un policía me alzó en brazos y yo le conté lo que estaba pasando, también le dije que le iba a indicar dónde era mi casa. Fuimos y la policía se llevó a mi viejo, él se reía nomás, estaba tirado en el suelo y se reía. Cuando se lo iban llevando, lo único que pedía era que llevaran su vino, entonces mi hermano le dijo que qué clase de padre era, que se acordaba primero del vino antes que de sus hijos, que él se iba a olvidar de eso, pero sus hijos no.
Mis hermanos más chicos siempre sintieron eso de que mi viejo no se ocupara de ellos. Mi hermanita veía la tele y quería hacer todo lo que veía, debe haber sido por eso de que mi viejo nunca estaba en la casa, o si estaba, estaba en pedo. Un día ella se tiró del techo del galpón de la chacra, serían como tres metros de altura. Ella había visto súperman y entonces se puso una bolsa en el cuello y saltó para volar como súperman. Se rompió contra el suelo, con mi hermano la levantamos y la llevamos a la cama. Cuando ella se despertó se reía nomás. Mi vieja nos echó la culpa a nosotros de lo que le había pasado a mi hermana, por esas cosas que nunca le creen a uno.
Mi hermano, el mediano, ése vivía golpeado, siempre se caía y se golpeaba. Él usaba a los perros de la chacra como si fueran caballos, los montaba y se caía y entonces se golpeaba. Le gustaba ir a visitar a mi papá que estaba trabajando en la chacra, siempre se subía a la escalera hasta que un día se cayó y mi viejo lo único que hizo fue tirarlo en el sillón y decir: llevenló al médico. Esa vez vinieron los de acción social, abogados o no sé qué son, nos preguntaron de todo, que por qué se golpeaba tanto mi hermano, que qué era lo que pasaba… No sé por qué se golpeaba tanto, debe haber sido por mi viejo, porque él no estaba nunca. Un día casi se ahoga, se cayó a un sifón que usábamos en la chacra para tener agua, porque no teníamos agua corriente. No sé cuánto habrá estado ahí hasta que pasó un tractorista y lo sacó, casi se muere esa vez. Pero mi viejo es así, es como que nunca prestó atención a nada.
Por eso yo vivo con mi vieja ahora, ya le dije que a mí no me importa que ella no haya estado mucho tiempo conmigo por eso de la operación de mi hermana, pero que ella es mi vieja y mientras yo esté, que no me entere que el viejo le pone una mano encima. Por suerte, ahora todo ha cambiado, ya mi viejo no toma como antes, él siempre tiene su cajita de vino para el fin de semana, pero no como antes que tenía la heladera llena de vino, ya es todo distinto. Incluso ahora él me habla, me da consejos sobre cómo criar a mi hijo… pero él siempre ha sido así, como que no le da mucha importancia a las cosas.

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