Difícilmente podría asegurarse que volvería a amar, pero sus ojos le cautivaron y esa fue su perdición. Así como frívolamente, la vida iba escurriéndose entre las manos. Cuencos ávidos de nuevas sensaciones: paso apresurado, recodos generosos, levedad evaporada. Detenerse y sentir.Amargamente cotidiano el viento gemía su dolor de soledad, el amor no se encontraba en estos lugares desérticos; un haz de luz se colaba por entre las cortinas recordándole que el brillo suspiraba olores a nuevo, a recién bañado, a humedad de la cocina, a pequeños milagros, a jengibre, a miel, a pimienta. Un ruido ensordecedor y sofocado gemía en su interior, tanta cordura atrapada, tanto miedo, tantos pareceres apesadumbrados, tantos colores de risa y dientes apretados. Pero al fin y al cabo se dijo que no importaba, que la ansiedad sudaba amores inconclusos, los mismos que en el apuro se habían quedado sin vivir; que el canto no alcanzaba a cubrir la súplica de tintineos de campanas y latidos alegres y pudo entonces ver y le dio miedo. Dicen que el vacío es así: tanta cercanía lejana, ¡ah! Pero si se pudiera, ¡quién no lo intentaría! Sería cosa de cerrar los ojos o al menos desenfocar la mirada y desenrollar los sueños. Un papel viejo sostenía letras ausentes, un sepia dorado florecía aún bajo la piel: ¡a vivir! ¡Pero cuánto miedo! ¡Y más miedo a tener miedo! Y más aún…Al tiempo le sobraba lugar y entonces se hizo rápido y breve a la vez, tantas palabras y tantos gemidos cabían en un instante. Una efímera ráfaga de gotas redondeadas pobló la tristeza y le demandó dolor, caligrafía para ser, presencias que bailotean como un péndulo desbocado. ¿Y si así fuera para siempre? ¿Y si nunca ya? ¡Cuántas cosas para averiguar! ¡Cuánta piel para recorrer!¡Una mirada puede tanto! corre el espanto ahuyenta los decires, es cábala descubridora, olor a ternura, manto, telón y escenario. En tiempos suaves como roce de briznas atrevidas, el color se fue desplegando y la lluvia fue sólo caricia abandonada casi sin pensar, así era el amor. Sonido breve y aletargado, un remontar y un aleteo tristón a veces, picante otras tantas, sereno casi siempre, abandonado nunca.¿Y el dolor? Tal vez esté escapando. Así lentamente, mirando hacia otro rincón. Así, olvidándose.
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