
De la primera sólo recuerdo el alegre sabor de un beso casi desabrido.
Morir de a poco fue la segunda, queriendo permanecer alegre e intacta, asumir que la cosa ya estaba jugada, no había vuelta atrás.
La tercera está esperando y es la que mejor recuerdo, porque sus detalles están grabados en mi frente, me miro al espejo y la veo. ¡Qué desgracia! tanto recuerdo anticipado...
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