Gastón está cursando segundo grado,
va con un año de retraso porque repitió primero y si una le pregunta qué fue lo
que pasó, él responde que tenía sueño y que se dormía en las clases y que
–además- no se preocupaba por hacer las tareas que le daban en la escuela. Es
bastante menudo de talla así que no se aprecia a simple vista que sea un repitente,
es uno más del grupo de segundo. Según cuenta, no sabe por qué razón pero
siempre, tarde o temprano, termina involucrado en los problemas que se generan
en el aula o en el patio, con sus compañeros.
En general, suele ser de buen trato
y se lleva bien con el resto de los chicos, pero dice que hay dos: el Chelo y
el Juan que constantemente lo están molestando, es como que lo han tomado “de
punto” y así se lo ha dicho a la señorita. En realidad parece que ha intentado
decírselo, pero –según nos cuenta- la maestra se hace la que no me escucha, yo le digo: seño, estos pibes me están
molestando, pero ella mira para otro lado.
Si le preguntamos a la maestra del
grado, ella nos confirma que realmente no sabe qué hacer con Gastón, que es un
chico que tiene dificultades y que –a veces- se muestra agresivo, que no hace
las tareas y que no observa las pautas de convivencia. Dice que ha llamado a la
madre, pero que es difícil que ella se presente en la escuela para hablar de su
hijo, del padre es mejor no hablar, Gastón dice que no tiene padre o que –si lo
tiene- no lo conoce.
Hace unos días Gastón protagonizó un
incidente grave: Juan lo acusa de haber intentado ahorcarlo con las manos, por
lo menos eso fue lo que dijo cuando la directora le preguntó qué había pasado.
Gastón dice que –cansado ya de las continuas bromas y molestias ocasionadas por
Juan y por el Chelo- la emprendió contra ellos intentando defenderse y que Juan
–que es asmático- se agitó demasiado al correr. Dice que él no lo ahorcó, dice
también que la directora no le preguntó a él sobre lo sucedido. Cuando
sucedieron los hechos, la maestra pidió la intervención de la directora quien,
apelando a un acuerdo institucional establecido previamente, sancionó a Gastón
con un día de suspensión debiendo regresar a la escuela con una nota escrita
por él en la que pidiera disculpas a su compañero por lo sucedido.
Tanto la directora como la maestra opinan
que es necesario poner límites a los llamados “malos comportamientos” de los
chicos, ya que esa suele ser una enseñanza que no reciben en sus hogares y que
afecta negativamente la convivencia dentro de la escuela.
Gastón cumplió su día de condena y volvió a la escuela con una
nota de disculpa escrita por él de puño y letra ... y copiada con puntos y
comas de una que le escribiera su hermana mayor para cumplir con esta
obligación escolar.